por Ignacio de Villafañe
Un debate que ya hace tiempo fue olvidado es el de los conceptos. Causa o consecuencia de esta cultura postmoderna donde el sentido no se concilia con el significado, la batalla de las palabras hoy sufre de vacío y se desploma miembro a miembro entre los pasillos del gran discurso.
La palabra “democracia” representa casi nada. Del mismo modo en que la palabra “verdad” se desfigura cuando es usada dentro de mentiras, así, “democracia”, enflaquece y muta. “Democracia”, en fin, antes que un etimológico gobierno del pueblo es una alternativa; de un lado habrá violencia, conmoción, fuego y del otro democracia; es la opción que surge allí donde las armas ceden al desuso y no sólo las armas sino también el odio y, a raíz de este, el egoísmo.