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Tres horas de paja

     Fueron tres horas de masturbación discursiva. Palabras que algunos recibieron en pleno estado de goce kirchnerista y que otros simplemente soportaron entre la sorpresa y el hartazgo. Una "paja" -hablando como el pueblo habla, ironías permitidas-dedicada desde el Congreso de la Nación a todos los habitantes de la República Argentina y el mundo. Fueron más de 19.000 palabras, casi 822 tweets con párrafos ininteligibles. Hubo frases como "en nuestro proyecto, ubicamos en un lugar central la idea de reconstruir un capitalismo nacional" viniendo de la boca de la misma persona que dice llevar las banderas de un peronismo de izquierda -contradicción en sí misma, a mi entender, pero que el Relato Oficial muestra como realidad posible-. Hubo ideas que solamente dan lugar a situaciones de creer o reventar: hay que creer en la existencia de un nuevo capitalismo progre-setentista-justo-y-revolucionario, o reventar y mandar a todas las líneas de batalla pejotistas a ser readoctrinadas ¡Qué sabrá uno! Si algo nos enseñaron once aperturas de sesiones ordinarias bajo mandato K, es que dentro del relato -que "no es un relato" sino "la verdad y la realidad que vivimos y construimos en estos diez años", como también dijo- todo puede pasar. 

     Pero las discusiones teoréticas en torno a definiciones de palabras tan manoseadas como "capitalismo" -otra del rubro podría ser "peronismo"- pocos frutos rinden. De las (casi) tres horas de cadena nacional se puede resaltar, además de lo dicho, a) la división de aguas marcada entre la Argentina antes de Kirchner y la Argentina después de Kirchner, b) las repetidas menciones a distintos organismos pro-imperiales -aprovechando la terminología propia de la fantasía eduardogaleánica- de Naciones Unidas para respaldar sus logros de gestión, c) la necesidad nunca antes nombrada de parecernos un poco más a Estados Unidos y permitir un poco menos las protestas sociales y d) la poca importancia que tiene para este gobierno el "presentismo" a la hora de dar clases.

     De lo anterior, los puntos a, b y c merecen un trato conjunto. Los tres se relacionan, no al modo de "a necesita b, y b si y sólo si c", pero si de acuerdo a "¿cómo no va a decir c después de haber dicho b, y cómo puede decir c después de a...?". Es decir: no se relacionan siguiendo una secuencia lógica de implicaciones sino de contradicciones. El punto a puede ilustrarse con una cita textual de lo dicho por CFK al comienzo de su monólogo: 

«(Este es) el mensaje décimo primero que estamos dando desde aquel 25 de mayo del año 2003, en que un hombre (...) le anunciaba al pueblo de la Nación nuevos paradigmas (...) de gestión de Estado, ya no en función de lo que dictaran los grandes grupos económicos, sino de lo que votara el pueblo en elecciones (...) democráticas». 
     Aplausos más, aplausos menos, lo que la presidente dijo fue, por un lado, que la democracia como tal comenzó en este país recién después de mayo de 2003 -hasta entonces no era el pueblo (demos) el que elegía su gobierno (kratos) sino los grandes grupos económicos-. Por otro lado confesó -sin querer, probablemente- lo que hace tiempo desde todos los sectores se le viene diciendo: que la democracia no es algo que dependa de los votos, sino del respeto, día a día, de la voluntad democrática -¿de qué otro modo, si no, podría un presidente votado por el pueblo volverse anti-democrático y favorecer a los grupos económicos?-. Con suerte algún día la oradora quizá se escuche -si es que con suerte algún día llegue a escuchar a alguien- y descubra que por ejemplo, en Venezuela, a Maduro no habría que juzgarlo tanto por sus elecciones sino más bien por sus acciones. Habría, para ello, que delimitar de una vez por todas la definición de "gobierno democrático".

     ¿Y cómo puede decir c después de a...? Porque: ¿cómo puede hablar de democracia y después cuestionar la pertinencia de algunas protestas sociales? "Yo les ofrecí la Plaza de Mayo para que vengan a protestar" dijo. (Algo así como que Cencosud diga a sus clientes: "ya tienen un 0-800 para reclamar por los Precios Cuidados, no es justo que protesten en la línea de cajas".) La protestas sociales ya no rankean como populares y perdieron, por ende, el visto bueno del gobierno. A quejarse (pero calladitos). Y luego de todo eso CFK agrega que lo ideal sería aspirar a ser como Estados Unidos aunque no tanto, "por que ya seríamos el colmo de la civilización" -tal cual fueron sus palabras-, porque en Estados Unidos, contaba, "no cortan la calle ni interrumpen". La pregunta por el cómo se llegó en Argentina a este tipo de protestas y el qué fuerzas propician en Argentina este tipo de protestas no existe. El razonamiento presidencial es mucho más sencillo, mucho menos profundo: Estados Unidos es la civilización y Argentina (un poco) la barbarie; no podemos pretender ser como Estados Unidos porque somos argentinos, pero deberíamos elaborar una ley para regular las protestas sociales para controlar (un poco) la barbarie. Progresismo, del de la vieja escuela.


     El punto b requiere menos examen. Su punto de interés reside en dos leyes universales. La primera: todos los organismos de Naciones Unidas basan sus informes en las estadísticas oficiales aportadas por cada nación sobre sí misma. (Entiéndase que en nuestro caso Naciones Unidas elabora informes sobre Argentina utilizando las estadísticas de Indec.) La segunda: todas las agrupaciones kirchneristas respaldan los logros del relato con informes de distintos organismos de Naciones Unidas. (Entiéndase que respaldan el relato con los dato de Indec.) La CEPAL, el Banco Mundial, UNICEF, FAO, OIT, etc., son todos organismos de Naciones Unidas. De la conjunción de ambas leyes resulta la siguiente máxima: no sea estúpido y revise las fuentes.

     En relación al punto d: ahora al gobierno le interesa que se respete el presentismo. Para eso pretende otorgar un incentivo de $2.000 anuales -$165 mensuales-. Hablar de un aumento de menos de $200 en el marco de una discusión paritaria es, cuando menos, una falta de respeto. Pero mención aparte necesitará el punto d: habrá de ser tratado más adelante.

     
     No es que pueda desprenderse una conclusión clara de todo lo antedicho. Esta nota -que es antes que nota una especie de catarsis- no pretende conseguir más que apenas separar de esa masa de tres horas de palabras por lo menos algunos puntos que pueden ser importantes ¿Importantes para qué? Para tratar de entender qué dice la presidente cuando despliega ante las cámaras su habilidad para hilvanar vaguedades. Y como no siempre pueden desprenderse conclusiones claras a partir de meras vaguedades...