por Ignacio de Villafañe
En realidad yo quería ponerle otro título a esto, uno más
divertido como “Todos son Batman”, aprovechando la oleada de fanáticos, en
alusión a la doble vida que Bruce
Wayne lleva siendo un millonario egocéntrico por un lado a fin de poder
financiar, por el otro, su desinteresada lucha contra el crimen, la causa
sobrehumana de quien verdaderamente es y lo único que justifica los desaciertos
y la oscuridad de su existencia. Había pensado también en “El juego de las
palabras”, con la intención de explicar luego cómo la idea del Modelo surge en oposición a la del mero discurso pero sin ser, en efecto,
más que otro mero discurso (El Modelo pretende competir contra las clásicas
promesas no cumplidas de todos los discursos políticos presentándose como el anti-palabrerío y la proyección a futuro
de todo lo que ya se hizo basándose no en lo que verdaderamente se hizo sino en
lo que la historia oficial dice – advertí que esto era todo un juego de palabras –
que se hizo, lo que lo convierte en algo equivalente a cualquier otro discurso.)
Opté, finalmente, por la vía fácil y en vez de pretender desenmascarar mentiras
elegí la tarea de argumentar una verdad. “El kirchnerismo no es de izquierda”
es esa verdad.